La sonda suspendida se introduce en una perforación previamente realizada y es suspendido por un cable de tensión dentro de la perforación llena de agua. La sonda consiste en una fuente sísmica y dos grupos de geófonos unidos por un cilindro de aislamiento
flexible en el medio. Un impulso en la fuente se transmite por el terreno hasta ser registrado por ambos grupos de geófonos.
Los geófonos utilizados para detectar ondas de corte son del tipo libremente suspendido y se mueven en fase con el agua. La fuente y los detectores están conectados por un tubo flexible y elástico para evitar la incidencia
del ruido o de algunas otras interferencias, aunque para ello la sonda cuenta con un sistema de filtros. El impulso generado en la fuente se detecta en los sensores superiores que están a una separación constante de un metro.
El martillo de la sonda suspendida funciona como fuente y aplica tres golpes, el primero genera los frentes de onda P (señales en color azul), el segundo golpe genera los frentes de ondas para determinar las señales S (señales
en color rojo), y el tercer golpe tiene la finalidad de verificar el arribo de las ondas S (señales en color verde).