La prospección electromagnética se fundamenta en la medición de la conductividad eléctrica del subsuelo, ésta es detectada por medio de un campo eléctrico o magnético variable en el tiempo. Para generar cualquier campo electromagnético se utiliza una
corriente alterna como fuente, lo que provocará que se induzcan corrientes secundarias en el material conductivo del subsuelo. Durante la prospección se utiliza un sistema como el que se muestra en la figura configurado por
tres bobinas. La primera funciona como transmisor, la segunda como receptor y la tercera será el conductor que se encuentra en el subsuelo y la cual será el objetivo a alcanzar.
La inducción de corrientes en el subsuelo procederá de la variación del campo magnético primario respecto al tiempo, el cual a su vez generará un campo eléctrico (Kauffman, 1985). Ya que se considera que se tratarán
solo medios lineales, homogéneos e isótropos, cualquier campo electromagnético puede ser descompuesto de tal forma que los campos eléctrico y magnético son transversos al eje z y perpendiculares entre sí (Ward y Hohmann, 1987).